domingo, 5 de agosto de 2012

CAPÍTULO 4: Una ruta especial.

- Antes de empezar con la ruta, vamos a ir a un sitio tranquilo y bonito, así hablamos un rato, ¿te parece? -me dijo mientras conducía y pasaba de largo el castillo metiéndose en una carretera segundaría llena de curvas-
- Bueno, cómo tú veas.
Conducía bien y cuando ya llevaba el tiempo suficiente como para dejar de estar asustada e inquieta, empecé a disfrutar del viaje, de las vistas y de la velocidad.
Recorrimos poca carretera, estaba segura de que era mucho más larga. Se metió en una de las entradas. Había una especie de masía o bodega de vinos con un espacio grande para aparcar. Cabían unos seis coches en línea. Aparcó la moto al lado de un muro de no más de medio metro de alto.
Quité las manos de su cuerpo y me bajé de la moto y me quité el casco.
Él hizo lo mismo mientras me acomodaba el pelo.
- Bueno, la carretera por la que hemos venido se llama "la vieja". Todo el mundo en este pueblo la conoce. La llamamos la vieja porque antes no había otra para salir del pueblo y es por donde pasaba todo el mundo. Ahora no pasa casi nadie como has podido comprobar.
- Sí, no había tráfico. -me reí- Me gusta esta carretera, está bien para coger las curvas con un buen coche.
- Así que te gusta conducir y la velocidad por lo que puedo intuir -se quedó pensativo mirándome-
- Pues sí, solo sabes mi nombre por si no te acordabas, pero si me encanta la velocidad y los coches.
- Entonces no entiendo porqué te cogías tanto a mi en la moto, porque si te gusta la velocidad no lo parecía, me estabas dejando sin respiración -me sonrió-
- Ala, ala... exagerado... no te dejaba sin respiración porque te cogía fuerte, como tú dices, si no por tocarte solamente.
- Uy, uy, uy... que chulilla tú, ¿no? - se acercó a mi bastante, me giré y me senté en el muro-
- Bueno... háblame de ti Hugo -le dije sonriendo-
- ¿Qué quieres saber de mi? -me preguntó mientras se sentaba al lado mío-
- Lo que quieras contarme...
- Pues me llamo Hugo, tengo diecinueve años y bueno, me irás conociendo. Vivo aquí en el pueblo y por ahora estudio ¿y tú? tú puedes contarme más, que eres la nueva.
- Tú también eres nuevo para mi -le guiñé el ojo- pero, no sé que quieres saber, así que pregunta que yo respondo-
- Tú nombre ya lo sé, Lara ¿Cuántos años tienes?
- ¿Cuántos me hechas?
- Mmh... diecinueve o veinte...
- Puf, no das ni una... si sigues así tendré que responderte sin preguntas -se rió- tengo dieciocho.
- Qué graciosilla tú, así que dieciocho, guay, guay. Ahora cuéntame que haces aquí, de donde vienes, porque has acabado aquí, por donde vives y luego ya me cuentas tus gustos... -me miró fijamente con interés en su mirada-
- Bueno haberme pedido mi biografía -nos reímos juntos- pues mira, vengo de Madrid donde vivía con mi madre pero le ha salido trabajo en Nueva York y yo no quería quedarme sola en Madrid, quería cambiar de aires y no me gustaba la idea de quedarme allí sola en la capital, porque es bastante estresante, así que pensé en venirme aquí con mi tío, me llevaba genial con él y así no estaba sola. Me he venido esta mañana, vivo pasando la gasolinera de la entrada del pueblo, y creo que te voy a tener que aguantar mucho tiempo -le saqué la lengua- y nada, aquí estoy. Y estudiaré en el instituto del pueblo.
- Bueno, bueno. Genial me parece, encima serás mi compañera en el instituto, fenomenal.
- No lo des por hecho aún -le sonreí-
- Eres rebelde ¿No?
- Para nada, me parece gracioso chincharte -nos reímos juntos-
- ¿Fumas?
- Sí, ¿quieres un cigarro?
- No, no. Te invito yo a uno, toma -me dio un cigarro-
- Mal empezamos Hugo... ya te debo un cigarro. No puede ser.
- Regalo de bienvenida mujer. -le sonreí- este lugar me gusta mucho porque me vengo siempre que estoy mal por algo. No hay nadie, es tranquilo, es bonito y se puede ver el atardecer.
- Es bonito sí, el primer lugar que visitamos juntos y me gusta. A ver si sigues así y me llevas a más lugares que merezcan la pena.
- Por supuesto, nos acabamos el cigarro y seguimos con la ruta.
- Perfecto.

***

Se subió a la moto y antes de ponerme el casco me sonó el teléfono.
- Un segundo que me llaman -le dije mientras buscaba el móvil en el bolso-
- Sí, sí, no te preocupes, atiende.
- ¡Hola mamá! ¿ya has llegado a Nueva York?... ¿sí? ¿Te gusta Nueva York o qué?... yo estoy bien, dando una vuelta conociendo el pueblo, está bastante bien y esta noche veré al tito que está en un partido... sí, me cuido, no te preocupes, te llamo luego ¿vale? Te quiero mucho mamá... chao.
- ¿Ya está tu madre en Nueva York?
- Sí. Me hubiese gustado ir, pero prefiero el español y España por ahora -me reí-
Me puse el casco y me subí a la moto de nuevo. Ahora iba confiada, cuando encendió la moto y se metió en el camino que daba a la vieja me preguntó:
- ¿No te habrás tomado mal lo que te he dicho de cuando me tenías cogido en la ida, no?
- No, no, para nada ¿porque Hugo?
- Porque como no te has cogido... -me reí-
- Hay que ver -lo abracé-
- Así mejor -me guiñó el ojo mientras me miraba por el retrovisor de la moto-
La bajada de la vieja al castillo si que se atrevió a pisarle más a la moto.

***

Me dio un paseo por todo el pueblo mientras me enseñaba los lugares más conocidos para la gente de aquí, pero todo sin bajarnos de la moto.
Me llevó al skate park de vuelta, ya no había nadie de su grupo de amigos, pero las pocas personas que habían lo conocían porque al llegar lo saludaron.
- ¿Eres muy conocido en el pueblo?
- Bueno, no lo sé... ¿porqué lo dices?
- No, porque te han saludado bastantes personas hoy -se rió-
- Pues no sé, en realidad se conoce todo el mundo.
- Sí, también tienes razón.
- Bueno, dime que aficiones tienes, que música te gusta, no sé...
- Dímelo tú primero, que yo ya he hablado mucho.
- Está bien señorita. Mi color favorito es el azul, me gustan las motos, salir con mis amigos, la velocidad. La música que más me gusta es el rap aunque alguna vez escucho lo que pongan -me reí-
- Guay. Mi color favorito es el verde. Soy bailarina profesional de bailes de salón y de hip hop. Me encanta la música, toco el piano, hago canciones, también escucho rap aunque un poco de todo también y me apasionan los coches.
- No está nada mal.
- Hugo, me voy a ir yendo para casa que mi tío estará al llegar y tengo ganas de verlo.
- Sí, claro por supuesto Lara, te llevo a casa. Por cierto, ¿tienes pensado salir esta noche?
- Pues no me parece nada mal, cuando acabe de cenar y esté un rato con mi tío un rato charlando y tal saldré.
- Apúntame tu móvil que te llamaré sobre las doce y media -se lo apunté en el brazo mientras nos reíamos de mi original idea-
- Bueno, apúntame tú el tuyo por si salgo antes y me pierdo -le saqué la lengua-
Me cogió la mano con mucha delicadeza y ternura y apoyó mi mano en el manillar de la moto.
No me dejaba ver lo que estaba escribiendo, no sé que hacía si solo quería su número.
- Hasta que no llegues a casa ni se te ocurra leerlo. -aunque lo hubiese intentado ya se había hecho de noche y me costaría leerlo porque no había luz ninguna-
- De acuerdo, vámonos chico -me puse el casco y me subí a la moto-
Le indiqué donde estaba mi casa y me dejó en la puerta. Me quite el casco al bajarme de la moto. Él también se lo quitó pero no se bajó de la moto, solamente la apagó.
- Espero tu llamada ¿eh? -le dije sonriendo-
- Y yo espero la tuya antes de tiempo para que te venga a buscar.
- Ya veremos, hasta luego Hugo. -le acerqué el casco-
- No, quédatelo. -me sonrió-
- Vale chico, nos vemos más tarde -me giré y me cogió del brazo-
- ¿En la capital no dais dos besos cuando os despedís? -me quedé sorprendida con la mirada con la que me miraba. Tenía un encanto especial. Y le brillaban los ojos-
- Ah claro, por supuesto. -le di los dos besos-
- Hasta luego bonita.
Me sonrojé pero no se notó porque faltaba iluminación, le dediqué una sonrisa y entré en el jardín de casa.

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