martes, 7 de agosto de 2012

CAPÍTULO 6: Amigos de Hugo

Llegando al pueblo, cuando íbamos por la entrada los nervios me volvieron a invadir. Iba a conocer a más gente y odiaba ser la nueva en algún lugar, menos mal que tenía a Hugo conmigo, todo sería mejor con él a mi lado.
Antes de llegar al parque le pregunté:

- ¿Son tus amigos con los que te juntas siempre?
- Sí, verás que la mayoría son chicos, pero hay un par de chicas con las cuales puede que hagas buenas migas, ¿nerviosa por conocerlos?
- Un poco... -le dije pensativa-
- No te preocupes, son buena gente.


***

Llegamos al parque y pude ver a todos juntos hablando, jugando a las cartas y fumando. Se giraron todos al oír la moto de Hugo. Bueno, había llegado el momento de conocer a más gente.
Me bajé de la moto, me quité el casco y me lo colgué del brazo. Esperé a que Hugo se bajara y apagara la moto para ir hacía ellos.
Me cogió de la mano y nos dirigimos al grupo de gente que había unas siete personas. Efectivamente, solo había dos chicas, lo demás eran chicos.

- Buenas noches a todos, ¿qué hacéis gente? -saludó Hugo a todos dándole la mano a los chicos y dos besos a las chicas- Mirad, os presento a Lara, mi novia, se ha venido a vivir aquí e irá a nuestro curso.
- Hola chicos -los saludé tímidamente-
- Bueno, vamos a presentarnos pobre chica- se levantó un chico- Hola Lara -me dio dos besos- yo soy José pero llámame Jota que es como me llaman todos.
- De acuerdo Jota, encantada -le dediqué una sonrisa-
- Igualmente guapa -me la devolvió-

Jota no era más alto que yo, tenía el pelo castaño y un poquito largo, los pelos por poco se le metían en los ojos. Tenía una expresión de cara de amabilidad y simpatía, era imposible pensar que me iba a caer mal porque solo con verlo me cayó bien.
Se levantaron todos y se presentaron uno por uno. Jota tenía un hermano gemelo que se llamaba Fran, eran iguales y en su rostro había la misma simpatía que había encontrado en Jota.
David era el mejor amigo de Hugo, tenía la musculatura marcada y aparentaba ser bastante serio. Yago era el mejor amigo de los gemelos, aquél chico me transmitió tranquilidad y bondad, aunque parecía ser tímido con quien no conocía y por último las chicas, Vanesa se la veía muy simpática y alegre, pero Sara era especial y bastante cortada y callada.

- Bueno Lara, ahora que nos conoces a todos, ¿te apetece echar una partida de cartas con nosotros? -dijo Jota-
- Claro -le sonreí-
- ¿Un cubata chica? -Me ofreció Fran, el hermano de Jota-
- Vale, gracias -me entregó el vaos-

Estuvimos jugando una hora y pico, de mientras charlaban de lo que ocurría en el pueblo.

- Lara, ¿y tú de dónde vienes? -me preguntó Yago sonriendo-
- Vengo de Madrid. Mi madre se marchaba a trabajar a Nueva York y no quería quedarme en Madrid, así que como tengo un tío que vive aquí decidí venirme aquí a vivir.
- ¡Ah! Está muy bien entonces. Aquí tendrás la tranquilidad que seguramente no hay en Madrid.
- ¡Puf! Ni que lo digas, en Madrid no hay silencio por las noches y mucho menos por el día. Cuando llevas mucho tiempo en la ciudad, irte a un pueblo te libera muchísimo.
- Me imagino -se rieron todos cuando Jota me contestó-
- Bueno pues bienvenida al pueblo -me dijo Vanesa-
- Muchas gracias.
- Y tú Huguito, te lo tenías muy callado lo de tu novia a distancia -dijo David riéndose-
- Ya ves que si se lo tenía callado -dijo Fran- tanto que ha estado en el skate park la chica mirándolo y no la había reconocido o algo. Después ha salido cagando leches a buscarla supongo -se rieron todos, Hugo y yo incluidos-
- Chicos, creo que os equivocáis -les dije- cuéntales Hugo porque no les habías dicho nada -le saqué la lengua-
- Qué mona mi novia... bueno, chicos es que esta tarde estaba soltero. La vi por primera vez cuando estábamos en el skate park esta tarde todos, pero jamás había sentido nada igual al mirar a una persona, así que por eso me fui del skate park con tanta prisa, tenía que encontrarla y la encontré. ¿Sabéis dónde? En el puente de la palanca, al lado del castillo, sentada en un banco fumándose un cigarro. Le hablé y le dije que se subiera, que le enseñaría el pueblo, y bueno, estuve con ella hasta la hora de cenar y a las doce ya estaba esperándola en la puerta de su casa y la he llevado al mirados de Sitges y ahí ha sido cuando ha comenzado todo -me miró a los ojos y me besó-

Me di cuenta de que nadie había abierto la boca y que habían escuchado con gran interés nuestra fugaz historia.

- Así que te has enamorado chaval -dijo Yago- cómo para no, te has buscado a una chica guapísima y muy simpática -me sonrojé-
- Gracias Yago.
- Lara, ¿vas hacer comedia musical en el instituto? -me preguntó Vanesa-
- Pues me encantaría, de hecho he hecho competiciones de baile y tengo un par de premios. Soy bailarina profesional de bailes de salón y hip-hop.
- ¡Guau! -dijeron varios a coro-
- Pues nos iría genial que qusieras entrar en nuestro grupo, ¿no crees?
- Sí, por supuesto -dijeron-
- ¿Sabes cantar? -me dijo Sara-
- Bueno, hago canciones. Todo lo que esté relacionado con la música lo llevo genial. -le sonreí-
- Perfecto porque necesitabamos a alguien, a una líder, para machacar al otro grupo de la competencia del colegio. Son unas repelentes y contigo las vamos a ganar en todo. -me dijo Sara por fin sonriendo-
- A por ellas entonces -les dije- oye, enseñarme alguna coreografía que tengáis y la canción para saber como lo llevais, ¿no?
- Por supuesto amor, vamos chicos. -me dijo Hugo alegremente-

Se pusieron todos en pie y Jota me dio su móvil para que pusiera la canción. Se notaba que la tenían preparada y cantaban todos a coro.
Hugo me cogió d la mano y me enseñaron entre todos los pasos. Era sencilla y haciendo nuevas canciones con nuevas coreografías, podríamos ganarles a las repelentes, como las llamaban ellos.

- ¿Te ha gustado? -me preguntó Yago-
- ¡Sí! Habéis hecho un gran trabajo. Prepararemos nuevos temas y coreografías y podremos con todo el mundo.
- ¡Así se habla! -me dijo Jota y choqué la mano con él- ahora, enséñanos tú alguna coreografía tuya.
- Vale, os bailaré algo de hip hop que creo que os gustará más que la salsa, el pasodoble y esas cosas -me reí con ellos-

Puse la canción en mi móvil, me lo guardé en el bolsillo, me subí la camiseta enseñando el ombligo y me puse a bailar. Estaban todos muy atentos viéndome bailar y parecía que les gustaba. Cuando acabé la coreografía aplaudieron todos. Les dediqué una sonrisa.

- Gracias por los aplausos.
- Tía, lo has hecho genial -me dijeron Sara y Vanesa muy entusiasmadas-
- Bailas muy, muy bien Lara -me dijo Yago-
- Impresionante... -me dijo Jota sonriéndome-

Se acercó Hugo, me abrazó y me besó tiernamente.

***

Ya eran las cuatro y cuarto de la mañana y Sara y Vanesa se despidieron, Jota y Fran se fueron también para casa que vivían a una calle del parque, y nos quedamos Hugo, Yago, David y yo.

- Me alegro de haberte conocido Lara -me dijo David- nos vemos esta tarde si salís que yo también voy a ir yendo para casa.
- De acuerdo, igualmente David. Te veo por la tarde -le dije sonriéndole-
- Hasta luego hermano -se despidió de Hugo-
- Bueno tendré que ir yo también, que eso de estar de aguantavelas no es lo mío -nos reímos los tres- encantado de conocerte, espero verte esta tarde o esta noche chica, buenas noches.
- Adiós Yago, igualmente- le di dos besos-
- Hasta luego chulo -le dijo Hugo y se dieron la mano-

Vimos como Yago se subía a su coche y se marchaba. Ya eran casi las cinco. Abracé a Hugo y lo besé.

- ¿Qué te han parecido los chicos y las chicas?
- Muy majos todos -me reí-
- Les has caído bien.
- Me alegro -le sonreí-
- Bueno princesa, vámonos a dormir, te dejo en casa.
- Sí, me muero de cansancio. Muy largo el día pero ha merecido mucho la pena.

Nos subímos a la moto y me dejó en casa. Él también se bajó de la moto al llegar a casa para despedirse de mi. Me besó tan tiernamente que no quería que se fuera.

- Hablamos después, cuando hayamos dormido -me volvió a besar-
- Claro, nos llamamos.
- Te quiero bonita.
- Y yo a ti niño -lo besé por última vez y me separé de él-
- Que duermas bien princesa -me sonrió-
- Y tú guapísimo.

Me fui para la puerta exterior de casa y cuando la abrí noté que me cogía por la cintura.

- Soñaré contigo -me susuró al oído-

Entonces me soltó y se subió en la moto y desapareció.
Me dejó con la sonrisa tonta en la cara.
Entré en casa muy sigilosamente y me fui a mi habitación. Me puse el pijama y por fin me acosté. No me costó nada quedarme dormida, después del viaje y todo, el cansancio pudo conmigo.

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